
Dentro había una melé tal, que yo apenas tocaba el suelo y simplemente estaba a merced de la marea humana. Quiso la mala suerte que ese fuese el único día que no llevaba bandolera, y por lo tanto mi cartera (en la que iban 65 eurazos recién cambiados) estaba en un bolsillo del pantalón. En esa situación yo siempre llevaba las manos dentro de los bolsillos para asegurar mi tesoro, pero para en un intento desesperado por asirme a cualquier cosa y que no me arrastrasen los demás pasajeros (que literalmente me llevaban en volandas) levanté mis brazos buscando algo en el techo. Curiosamente, el calvo cachas y panzón que estaba detrás mía y que había sido el que nos había "subido" al bus, se bajó en la parada inmediatamente siguiente a donde nos habíamos subido. Aunque me pareció bastante raro, seguía ocupado en mantenerme en pie sin ser aplastado por la muchedumbre, así que hasta que me bajé de esa maldita guagua no me di cuenta de su jugada. Maldito bastardo!
¡Joer macho!
ResponderEliminar¡Lo cuentas con ira homicida en tu mirada! (y en tu redacción)
Es impropio de ti lo de largar veinte líneas de textazo en un solo párrafo, sin ningún punto y aparte...
Pero he de reconocer que le da un toque caribeño bastante macarra que contribuye a intensificar el relato. Algo tipo peli de acción mala de Christian Slater..., o uno de los Baldwin. Con tiros y polvo. Ya me entiendes.
Ya lo decía Boris. La cartera, a la entrepierna. Y si el calvo-panzudo-cachas decide meter la mano...: "¡Favor que usted me hassse"!
Otrosí digo: Deberías dejar la opción de comentarios para usuarios con "nombre/URL" como el blog de Malita o de mi colega Adolfo. Lo de las cuentas de aquí, allá y su puta madre resultan un incordio.
Jajaja, la verdad es que mi enfado fue considerable, pero de todas formas lo del texto no fue preparado, sino más bien debido a las prisas con que lo escribí.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de los nombres de comentarios tienes razón, miraré a ver cómo se hace.