OUH YEAAAHHH!

Permítanme ustedes hacer una pequeña digresión en "wars of drawall" pero hay una noticia que me llena de orgullo y satisfacción, y es que el pasado lunes finalmente recibí las tan ansiadas figuras de Gorillaz que había pujado en Ebay. Brindo por ello!

LAS NOCHES EN EL BOSQUE

Las noches en el bosque se hacían largas, y por este motivo los intrépidos aventureros y el entrañable sureño recurrían a sandeces varias para pasar el tiempo, como por ejemplo jugar a decir el nombre de un genio de la música con el que les gustaría compartir la hoguera para amenizar la noche con unas tonadillas:

EL ESCUADRÓN KAMIKAZE

Habían pasado tres largos años desde el comienzo del conflicto entre la Alianza y la tenebrosa facción anodina y fueron muchos los que cayeron. La facción anodina había conseguido progresivamente acorralar a la Alianza. Uno tras otro, los batallones de la Alianza eran aniquilados, el Sabio padre Churchill había sido vilmente asesinado y el maestro Yofra hubo de tomar las riendas de las fuerzas puristas. Mordazia y Tutelado, antaño combatientes de primera línea, pasaron a ocupar un cargo entre el círculo de los consejeros.
Con el grueso del ejército desmembrado, perseguidos y obligados a actuar en la sombra, el consejo decidió adoptar una estrategia de guerrillas. El más bravo de todos los escuadrones estaba formado por nuestro amigo Drawall (cada vez más en desacuerdo con las órdenes de los sabios del consejo), el caballero púrpura, el sureño y Jo san. El resto de escuadrones desaparecieron uno tras otro. Ya no era una guerra, era pura supervivencia.
Actuando ya de manera anárquica, totalmente al margen de la orden de los pinceles enhiestos, el escuadrón de Drawall infligía pequeñas pero constantes purgas en las amplias huestes del ejército enemigo. En tiempo de tormenta fueron luz de esperanza. Como viento divino atacaban y después se ocultaban en los bosques, y por eso fueron conocidos como “kamikaze”.
Esta situación se mantuvo durante otro año más. Los integrantes del kamikaze se hicieron viejos luchando. Aparecieron las arrugas en su piel cada vez más curtida, en sus rostros la juventud apenas se podía entrever como un recuerdo cada vez más lejano. El sureño era sin duda el más ajado de todos. Acostumbrado como estaba al lujo y a la adoración en aquella pequeña región donde tanto tiempo atrás Drawall lo había reclutado para sus filas, no se adaptaba a la vida en el bosque:
- pero ¿y ehto qué eh lo que eeeeh?- Había exclamado al verlo por primera vez.
En sus desérticas tierras sureñas jamás había visto algo igual. Tampoco bañarse en el agua del río (para él congelada) ayudaba mucho a su salud, y sus compañeros temían por su ánimo, antaño jovial y desenfrenado.
Pero siguieron adelante. Siempre dispuestos, siempre valientes, con el fulgor de la venganza brillándole en los ojos.

RON CUBAR TAXI & MAGIK

De almendrón a almendrón (así llaman a los taxis semi-ilegales) y tiro porque me toca. En tierras cubanas tuve mis primeras experiencias chamánicas: me echaron las cartas (con resultados realmente exitosos) y el último día una escritora que era maga en sus tiempos libres no echó las runas a todos. Cuando me llegó mi turno, me pidió que dijese un número, a lo cual respondí sin dudar el 9 (un número amigo por diversos motivos). Cuando salió mi runa, los ojos de la maga se abrieron sorprendidos y un poco asustados. Se me pusieron de corbata.
-¿qué... qué salió? ay dios, seguro que es chunguísimo, es la muerte ¿no? es la muerte, losabíalo sabía que no tenía que hacer esto- dije tartamudeando
-nono, si es buenísimo... pero no lo puedes publicar- dijo con voz dulce. Y añadió mientras alzaba la mirada hacia mí- es la esvástica.
Así es, el sol rotatorio, un símbolo que acompaña al hombre desde los albores de su largo caminar, y que lamentablemente está irreversiblemente empañado por haber sido el emblema de los nazis.
-Este símbolo representa la fuerza, puedes subir montañas, puedes lograr grandes cosas...

Todavía estoy esperando.

¡MANOS ARRIBA!

Como os había comentado en anteriores entradas, fui vilmente robado mientras estaba en una guagua (autobús). Volvíamos de la inauguración de la exposición y esperábamos a una guagua que nos llevase a casa. Se paró una que iba llena hasta tal punto que la gente se desbordaba por las puertas, las cuales evidentemente no se podían cerrar. Nosotros pensamos acertadamente que no cabíamos y que era mejor quedarnos en tierra esperando al siguiente bus, pero un par de cubanos prácticamente nos "cargaron" en sus brazos mientras gritaban al busero: ¡dale, dale! .
Dentro había una melé tal, que yo apenas tocaba el suelo y simplemente estaba a merced de la marea humana. Quiso la mala suerte que ese fuese el único día que no llevaba bandolera, y por lo tanto mi cartera (en la que iban 65 eurazos recién cambiados) estaba en un bolsillo del pantalón. En esa situación yo siempre llevaba las manos dentro de los bolsillos para asegurar mi tesoro, pero para en un intento desesperado por asirme a cualquier cosa y que no me arrastrasen los demás pasajeros (que literalmente me llevaban en volandas) levanté mis brazos buscando algo en el techo. Curiosamente, el calvo cachas y panzón que estaba detrás mía y que había sido el que nos había "subido" al bus, se bajó en la parada inmediatamente siguiente a donde nos habíamos subido. Aunque me pareció bastante raro, seguía ocupado en mantenerme en pie sin ser aplastado por la muchedumbre, así que hasta que me bajé de esa maldita guagua no me di cuenta de su jugada. Maldito bastardo!

YO, YUMA

Algo en lo que todos insistían y que me molestaba bastante era que, según ellos, mi condición de "yuma"* se notaba a las leguas. La verdad es que no sé en que podía residir ese supuesto aspecto foráneo, yo no creo que llamase tanto la atención. Es posible que este hecho fuese un factor determinante en el funesto incidente acontecido en la guagua, que relataré en posteriores entradas.

*"Yuma" es como denominan a los turistas en general. "Irse a Yuma", en cambio, significa irse exclusivamente a EEUU.

BACK FROM CUBA! VIAJE AL VIEJO NUEVO MUNDO

Ha pasado algo más de una semana de mi regreso y como todos los buenos recuerdos, este viaje a Cuba comienza a teñirse de un cierto halo de irrealidad. No hace más de 15 días me encontraba en un mundo donde la naturaleza devoraba por momentos la ciudad, los enormes árboles (que por cierto, allí crecen de arriba hacia abajo) resquebrajaban el cemento, todo el año hace día de
playa (aunque los autóctonos no lo crean así), los frutos eran al menos tres veces más grandes que aquí, y, bueno, no sólo los frutos, porque os diré que un día vi a una cucaracha conduciendo un carro de 1935. Nos pasó de todo, y muchas perrerías también (robos, insolaciones, estafa submarina que casi termina con nuestros cuerpos en aguas internacionales, problemas intestinales varios que no referiré aquí, etc...) y aún así rogábamos porque nuestra estancia allí no se terminase. Seducidos y sedados por el ritmo cubano (que al principio nos sacaba de nuestras casillas), por el clima, por lo apasionante del encuentro con una ciudad desconocida, pero sobre todo, porque en ocasiones se tiene la fortuna de conocer a gente extraordinaria, y esta fue una de esas ocasiones. Demasiadas anécdotas e historias que me gustaría contar, pero que me daría demasiado trabajo así, de golpe, y que supongo que a lo mejor no despiertan en los demás el interés que tienen para mí. Por este motivo, contaré alguna de ellas en capítulos (si finalmente la pereza no me vence) a lo largo de días sucesivos. De todas formas, ya me parece intuir que el noventa por ciento permanecerán ocultas en las páginas de mi cuaderno de viaje.

Y así es, la vuelta al hogar, lejos de las evocadoras sensaciones de bienestar que suele connotar dicha expresión, ha sido más bien un hostión de realidad: carreras constantes de Santiago, a Coruña, a Pontevedra, prisas, plazos, burocracia, a lo que ahora se añade además la lluvia. Afortunadamente ya le estoy empezando a coger el ritmo otra vez a mi vida diaria, a lo que han ayudado sin duda las espectaculares novedades que me he encontrado estos últimos días.